sábado, 13 de septiembre de 2014

ALUSIONES AL DOLOR

En el texto “La Metamorfosis” (1915) de Franz Kafa (1883 – 1924), existen doce alusiones directas al dolor. Este intento de ensayo sin hacer apología al sufrimiento, es el rastreo a la pista que he elegido para hacer un seguimiento al vestigio explícito del dolor padecido por Gregorio Samsa.
Estamos ante una obra literaria de perfecta construcción narrativa, donde las acciones se hilvanan de una manera tal que el lector va sintiendo el progresivo cambio en las circunstancias que rodean a los personajes. La literatura nos invita entre muchas otras cosas  a sentir, y en ese orden de ideas, identificar el dolor que siente Gregorio es un vestigio clave para comprender la angustia, la soledad y la desesperanza del protagonista, lo cual nos sirve a su vez para entender parte de la dimensión existencialista de la obra.
Con base en la descarga de la versión de “La Metamorfosis” (1) que está colgada en Ciudad Seva (página recomendada por el Maestro Guillermo Ánjel), voy a presentar en orden de aparición el sondeo a las instancias donde figura en forma directa y explícita el término dolor.
En la página uno: “cuando comenzaba a notar en el costado un dolor leve y sordo que antes nunca había sentido”, es cuando Gregorio empieza a notar la monstruosidad de su cambio físico.
En la página tres al intentar el protagonista comunicarse verbalmente con su madre, expresa el narrador: “Escuchó una voz que, evidentemente, era la suya, pero en la cual, como desde lo más profundo, se mezclaba un doloroso e incontenible piar”, situación que indica el  desconcierto  generado.
También hacia el final de la misma página tres, cuando Gregorio intenta recuperar la cotidianidad de su rutina matinal, se dice: “Recordó que ya en varias ocasiones había sentido en la cama algún leve dolor, quizá producido por estar mal tumbado, dolor que al levantarse había resultado ser sólo fruto de su imaginación, y tenía curiosidad por ver cómo se iban desvaneciendo”, así nos vamos enterando de su patética nueva condición.
Al principio de la página cuatro, para referirse al caótico sistema de movimiento de sus patas, el narrador expone: “entonces todas las demás se movían, como liberadas, con una agitación grande y dolorosa”, aquí las dimensiones de la angustia van cobrando un dramatismo sobrecogedor.
Y en el párrafo siguiente de la misma página cuatro se refuerza el evento específico: “se golpeó fuertemente con la pata trasera de la cama y el dolor punzante que sintió le enseñó que precisamente la parte inferior de su cuerpo era quizá en estos momentos la más sensible”. Efectivamente el marco inicial de la acción introductoria en cuarto de Gregorio ya está dando al lector una imagen redonda sobre la calamidad del protagonista.
En el final de la página cinco se dice: “Solamente no había mantenido la cabeza con el cuidado necesario y se la había golpeado, la giró y la restregó contra la alfombra de rabia y dolor”. Aquí la sensación del dolor trasciende a las sorpresas físicas iniciales y se introyecta en el alma del protagonista.
Avanzamos y en la página ocho se menciona: “ya no prestaba atención alguna a los dolores de vientre, aunque eran muy agudos”, como un progresivo deterioro integral que sume al protagonista en la resignación.
La palabra dolor regresa de manera directa en la página doce cuando en un dramático pasaje con su padre Gregorio es obligado a regresar a su habitación: “las patitas de un costado estaban colgadas en el aire, y temblaban, las del otro lado permanecían aplastadas dolorosamente contra el suelo”.
El narrador vuelve a reiterar el término dolor solo hasta un avance considerable en la página veintidós cuando el padre de Gregorio lo impacta con una manzana en su espalda: “Sin embargo, otra que la siguió inmediatamente, se incrustó en la espalda de Gregorio; éste quería continuar arrastrándose, como si el increíble y sorprendente dolor pudiese aliviarse al cambiar de sitio”, lo cual da cuenta de un momento donde ya es evidente la repugnancia de la familia ante el protagonista.
Justo iniciando el capítulo III, en la página veintitrés hay un énfasis en el angustioso estado del personaje en cuestión: “La grave herida de Gregorio, cuyos dolores soportó más de un mes -la manzana permaneció empotrada en la carne”, nos remiten a la situación desesperada que plantea el texto al llegar un estado casi insostenible para todos los integrantes de la familia.
En la página veinticuatro cuando el personaje parece estar a límite del aguante, el narrador lo confirma: “La herida de la espalda comenzaba otra vez a dolerle a Gregorio como recién hecha”, es un referente incisivo al estado degradado y humillante del protagonista ante la impotencia de su condición.
La última mención explícita de la palabra que se toma como rastro y vestigio, se registra de manera expresa hacia la página treinta y cinco cuando la agonía de Gregorio ha logrado llevarlo al borde de la muerte: “Bien es verdad que le dolía todo el cuerpo, pero le parecía como si los dolores se hiciesen más y más débiles”, y así justo al final del párrafo el protagonista por fin fallece.
A manera de colofón presentaré otros momentos donde sin bien la palabra dolor no aparece expresada de manera directa, es muy evidente que se sufre de una relativa  congoja por el contexto de las situaciónes dentro de la historia; son en total siete instantes donde se puede deducir algún nivel de dolor:
En la página doce: “Su costado izquierdo parecía una única y larga cicatriz que le daba desagradables tirones y le obligaba realmente a cojear con sus dos filas de patas”.
Al iniciar la página trece: “No sólo comer le resultaba difícil debido a su delicado costado izquierdo”.
En la página diez y siete: “Si Gregorio hubiese podido hablar con la hermana y darle las gracias por todo lo que tenía que hacer por él, hubiese soportado mejor sus servicios, pero de esta forma sufría con ellos”.
En la página diez y ocho: “incluso después de semejante caída”.
Más adelante en la página veintiuno: “un frasco se cayó al suelo y se rompió y un trozo de cristal hirió a Gregorio en la cara”.
En la página veintitrés: “Gregorio ahora, por culpa de su herida, probablemente había perdido agilidad para siempre”.
Y el último pasaje de este talente se ubica en la página veinte cuatro: “las mujeres confundían sus lágrimas o simplemente miraban fijamente a la mesa sin llorar”.
Es evidente que la sensación de dolor físico o en su versión sentimental, cruza la historia con diversos niveles de intensidad. Es un vestigio que seguí para demostrar esa presencia incómoda que dimensiona la tragedia sufrida por Gregorio y por reflejo también afectando a los integrantes de su familia. En la lectura de “La Metamorfosis” encontramos sentimientos encontrados, profundas impresiones de atormentado patetismo que Franz Kafka logra plasmar con la precisión de su genialidad narrativa.
Cibergrafía:(1)  ciudad seva, La metamorfosis, [Cuento largo. Texto completo.], Franz Kafka http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/euro/kafka/metamor.htm [consulta: domingo, 23 de agosto de 2014]



ALUSIONES AL DOLOR EN “LA METAMORFOSIS” DE FRANZ KAFKA



JUAN CAMILO POSADA ARRUBLA

DIÁLOGOS LITERATURA Y CIUDAD



DOCTOR
GUILLERMO ÁNJEL
AGOSTO 30





UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA
MAESTRÍA EN LITERATURA
MEDELLÍN

2014

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